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sábado, 7 de diciembre de 2013

"María Montez, de La Palma a Hollywood"

"María Montez, de La Palma a Hollywood"

GRANNANARIA DIGITAL
 
Los orígenes de María Montez  están estrechamente vinculados a la isla de La Palma, donde nació su padre, Isidoro Gracia García, y donde aún se conserva la casa familiar, en la localidad de Garafía. Las dificultades económicas de la familia obligaron a Isidoro y a su hermano Joaquín a emigrar en busca de fortuna, primero a Cuba y posteriormente a la República Dominicana, donde fijaron su residencia en la localidad de Barahona.

Gracias a las investigaciones de Antonio Pérez Arnay, el principal biógrafo de la actriz, ha quedado establecido que su fecha de nacimiento fue el 6 de junio de 1912 y no otras fechas posteriores en hasta ocho años, como se encargarían de proclamar los agentes publicitarios y la propia María.

Con diecisiete años, María tendría oportunidad de conocer tierra canaria, pero no por voluntad propia. A finales de 1929, María viajó con su padre a Santa Cruz de Tenerife, donde sería internada en un colegio de religiosas. La intención paterna era hacerle olvidar a un cincuentón del que María pretendía estar enamorada.
 En octubre de 1930, María regresó a Barahona, donde, pese a la oposición paterna, reanudó sus relaciones con el banquero irlandés William G. MacFeeters, con el que terminaría casándose en 1932.

En Nueva York, no tardó en destacar gracias a su atractivo y a su capacidad para estar en los lugares adecuados en el momento justo. Consiguió pronto trabajo como modelo y de ahí a hacer unas pruebas para entrar en el mundo del cine solo había un pequeño paso. María terminó aceptando una oferta de los estudios Universal y en julio de 1940 se trasladó a Hollywood, donde, ya desde un primer momento, se convirtió en María Montez, nombre que los agentes consideraban más sonoro que el suyo. Su gran salto llegó con La Venus de la selva, que dio paso a uno de sus films más famosos y el primero de la serie de fantasías orientales por las que es hoy más recordada, Las mil y una noches, de 1942. Es en este mismo año cuando María Montez conoce al que se convertiría, en 1943, en su segundo marido, el también actor Jean Pierre Aumont. Los años de la Segunda Guerra Mundial son los años de gloria de la actriz, sucediéndose grandes éxitos como Ali Baba y los 40 ladrones o La reina de Cobra, En 1946, María da a luz a su hija María Christina, que con el tiempo se convertiría también en actriz, primero como Tina Marquand (apellido de su entonces marido, el actor Christian Marquand) y, tras su divorcio, como Tina Aumont, que es el nombre por el que se la recuerda.
 En 1949, tras el fracaso comercial de La Atlántida, que permanece como uno de sus títulos emblemáticos, el matrimonio Aumont decide abandonar Hollywood y se trasladan a París, con la intención de abrirse camino en el cine europeo. En este período, María actuó incluso en una obra de teatro escrita por su marido, L’ille heureuse. Y participó además en un puñado de películas de nacionalidad francesa e italiana. Con ocasión del estreno de una de ellas, El ladrón de Venecia, recibió las mejores críticas de su vida por su trabajo como actriz. Pero siempre declaraba que su mayor ambición artística era rodar una película en español. Y este deseo estaba a punto de convertirse en realidad con un proyecto del productor Cesáreo González titulado La maja de Goya, cuando aconteció su trágica muerte, el 7 de septiembre de 1951, a la edad de treinta y nueve años. María tenía la costumbre de tomar baños muy calientes como medida preventiva para el sobrepeso. En esta ocasión, se produjo un fallo cardiaco que hizo que su cuerpo se deslizara suavemente bajo el agua. Sus restos reposan en el cementerio de Montparnasse.

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