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viernes, 13 de septiembre de 2013

A 40 AÑOS DEL GOLPE PINOCHETISTA

CUANDO ALLENDE ENTRÓ EN LA HISTORIA


Ayer se cumplieron 40 años del golpe de Estado de Pinochet, el 11 de setiembre de 1973. En realidad, fue el golpe de Nixon y Kissinger, de la ITT y la Braden Copper, la transnacional del cobre.
Había sido precedido por el golpe de Estado del 27 de junio de ese año en Uruguay, y antes aún por el golpe de Estado contra Jango Goulart en Brasil el 31 de marzo de 1964 (el golpe de Lincoln Gordon, el embajador norteamericano), mientras en Paraguay pervivía la sempiterna dictadura del general Stroessner y en Bolivia el breve mandato del gobierno progresista del general Juan José Torres, llevado al Palacio del Quemado en hombros del movimiento popular, quedó tronchado por el golpe de Estado del coronel Hugo Bánzer en agosto de 1971. Posteriormente, en Argentina el golpe de Estado del general Videla el 24 de marzo de 1976 derrocó el gobierno de Isabelita. Todo ello, en su conjunto, era la aplicación sistemática del Plan Cóndor. Después se inició el extenso proceso de la recuperación democrática, que habría de culminar en el cambio de época que vive hoy nuestra América Latina.

Chile fue el país que más tardó (hasta 1990) en recuperar la democracia. Hubo un período incluso en que el verdugo Pinochet mantuvo la jefatura del ejército. En todos esos años el pueblo chileno sufrió una de las represiones más sangrientas de la historia, con miles de muertos, desaparecidos y torturados, con asesinatos perpetrados por la dictadura dentro y fuera del país (como el del ex canciller Orlando Letelier en Washington). Es lo que se recordó en los grandes actos de conmemoración que se sucedieron esta semana en Chile, en particular una manifestación multitudinaria por la Alameda de Santiago, en que se reclamó verdad y justicia, y continuar la búsqueda de los desaparecidos.

Cabe destacar, en tal sentido, el pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia, que reconoció no haber hecho lo necesario para investigar la suerte de los desaparecidos, habiéndose pronunciado en sentido análogo la asociación de los funcionarios judiciales. Se realizó otra concentración masiva en la Explanada del Museo de la Memoria, en la cual la candidata presidencial Michelle Bachelet señaló la responsabilidad de los que cometieron los crímenes bajo la dictadura y de quienes los justificaron.

En este aniversario del golpe se registraron nuevos elementos que avalan la conclusión de que Allende fue asesinado en La Moneda, rechazando de plano la tesis “oficial” sobre su presunto suicidio. Se entregaron nuevos antecedentes históricos, testimonios inéditos con información rigurosa de médicos legistas, recogidos en el libro de la periodista Maura Brescia: “Salvador Allende. La verdad sobre su muerte” que se presentó junto a un recurso de casación ante la Corte de Apelaciones. Allí se incluyen declaraciones de los capitanes de tres regimientos que ingresaron a La Moneda, en las que informan de cruentos combates en los que participó el presidente. Del mismo modo, han resurgido los elementos demostrativos de que la muerte de Pablo Neruda (pocos días después del golpe) y antes la del candidato presidencial de la democracia cristiana, Eduardo Frei Montalva, se debieron a sendos envenenamientos.

Aquel 11 de setiembre Allende entró a la historia con su discurso póstumo, el de las grandes alamedas por donde pasará el hombre nuevo. Antes había sido el abanderado de la Unidad Popular (unión de los partidos Comunista, Socialista y Radical con otros tres agrupamientos), victoriosa el 4 de setiembre de 1970; el que procuró poner en marcha una inédita vía chilena al socialismo e impulsó medidas de largo alcance como la nacionalización del cobre, votada por unanimidad en el Congreso Pleno. Recordamos también la benéfica influencia del triunfo de la Unidad Popular en la gestación del Frente Amplio, cinco meses después.

Las manifestaciones en la fecha del golpe en Chile (que también se efectuaron en otros países, como las jornadas contra el fascismo en Venezuela) fueron la prolongación de las grandes manifestaciones que viene desplegando el pueblo chileno, con gran aporte de la juventud y los trabajadores, a favor de la educación pública y de los DDHH, enfrentando la dura represión del gobierno de Piñera. Estas demostraciones han conmovido al país y a todo el continente. Y se proyectan a las elecciones del 17 de noviembre. Michelle Bachelet representa la continuidad de estas tradiciones, mientras su oponente, Evelyn Matthei es un resabio del pinochetismo (sin olvidar que Piñera tiene a tres ex pinochetistas en su gabinete).

El martes 10 Bachelet visitó el centro de torturas de Villa Grimaldi, hoy convertida en Parque de la Paz, donde estuvo recluida junto a su madre, siendo estudiante de medicina, tras la muerte de su padre, el general Alberto Bachelet, detenido el día del golpe por su fidelidad al gobierno constitucional. Allí reclamó “avanzar en verdad, justicia, en reparación y el compromiso con un nunca más”.


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