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viernes, 9 de agosto de 2013

LEYENDO A LA ESCRITORA DE HAIKUS

LEYENDO A LA ESCRITORA DE HAIKUS


Aquiles García Brito

El pasado mes de abril la Editorial Aguere, de Santa Cruz de Tenerife, me  pedió, en mi calidad de poeta y escritor, que presentara el libro La leyenda de la escritora de haikus, y acompañara a su autora, Graciliana Montelongo Amador, en ese acto tan importante para ella.

En la mitad de esa primavera, al fin nada florida, así lo hice en la Biblioteca Pública del Estado, justo el mismo día en la que la naturaleza quiso privarme del más  preciado fruto que pueda dar.

Natural de La Laguna, estudió y se dedicó al turismo mientras creaba, al modo que nos ha ocurrido siempre a los escritores, músicos, pintores, escultores, etc, salvo honrosas excepciones, como nos recuerda le pasó a Juan Marsé durante treinta años, por ejemplo, el artículo La muerte del escritor de clase media, publicado por El Confidencial en su apartado de cultura, semanas atrás. Y digo «creaba» y no «escribía», en concreto, porque Graciliana es una artista polifacética que ha venido desarrollando una amplia actividad como pintora, ilustradora , conferenciante, y poetisa.
Como pintora ha expuesto su obra   en el Orfeón la Paz,  Casa de la Cultura en  La Laguna,  sala de arte Sebastián  Pérez Enrique, en el  Liceo Taoro, Biblioteca de la Matanza, Biblioteca de Candelaria, Biblioteca Viera y Clavijo de los Realejos, Sala La Madalena en Icod, Casa de la cultura Tacoronte, Casa  de la cultura Los Realejos, Caja Rural de Santa Cruz, Casa del Vino Tacoronte, Espacio Cultural el Tanque, en Santa Cruz, Sala de arte  Aperitivos Visuales,  entre otros.  Parte de dicha obra, está repartida por toda España. Fue finalista en el concurso de pintura Óscar Domínguez de Tacoronte, año 2007.
Ha ilustrado los  libros Cimientos, del  libro gigante del festival de los Silos,  Madreselva  y  Drago. También  ilustró  la revista Cartonletra  y  la revista Mnemósyne.
En otro orden de cosas es columnista del diario La opinión y  tertuliana en  un programa de Radio Realejos, donde reside actualmente.
Como escritora resultó ganadora de un diploma, en el concurso internacional  de relato breve en Limache, Chile, el 14 de junio del 2012, escribe relatos y poemas a petición de distintos organismos oficiales y participa con su obra escrita en diferentes festivales y eventos  en la isla de Tenerife. En septiembre de dos mil doce  publica su primer libro  La leyenda de la escritora de haikus, al que me estoy refiriendo.
El haiku o haikú (pronunciación preferida por Maximiano Trapero), término que procede del  inglés  haiku, y este del original japonés, es una forma poética importada del Japón, de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, sin rima marcada, que contiene un pensamiento y que se parece a lo que se dice hablando, sobre cualquier temática cotidiana, sea casual o trascendente, honda o trivial, además de una imagen o agudeza conceptual en alusión a la naturaleza.
El haiku ha ejercido en etapas del siglo XX una especie de fascinación sobre muchos poetas occidentales, entre ellos los muy importantes y famosos poetas «hispanos» Machado, Borges, Octavio Paz o Benedetti. Incluso algunos poetas canarios también han incursionado en su práctica, como José María Millares Sall, Sebastián de la Nuez, Lázaro Santana,  y lo han cultivado, como Javier Cabrera:

Móvil la duna
trampea en el arenal :
lenguaje y duda
(Javier Cabrera -Desierto – Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria – 1994)

De apariencia tan sencilla, su transposición a otro idioma como es el caso del español, resulta complicada, lo cual no quiere decir  que no sea posible o no se hayan escrito haikus perfectos en nuestra lengua:

Volver al patio
al pequeño escondite
donde soñamos.
(José María Millares Sall)

pero sí que en la importación se han producido variaciones y cambios formales y  temáticos  inevitables y, a mi modo de pensar, muy deseables,  de adaptación a nuestra realidad occidental, con un fin utilitario.  Como dice un magnífico haiku de nuestra autora:

En la  pradera
Habitan  los  poemas
Ojean  los hombres.
(Graciliana Montelongo)

Por tanto, no siendo  nada nuevo su presencia en nuestras letras ni siquiera en sus maneras menos ortodoxas,  ¿qué aportan en la obra que nos ocupa?
En La leyenda de la escritora de haikus, de Graciliana Montelongo Amador,  fruto de la reunión de las tres disciplinas artísticas antes mencionadas, narrativa, poesía y pintura, al ser suyas también las ilustraciones del volumen, los haikus aparecen como perlas esparcidas en el bosque encantado del cuento con apariencia de leyenda oriental que es, en realidad, este libro, no caprichosamente sin embargo, como cabría esperar en un medio natural, pues aquí ni las hojas de los cerezos caen al   libre albedrío

De pronto se levantó una extraña brisa e hizo descender del árbol  pétalos de flores, formando en el cuerpo de Moriko un manto de color púrpura

sino como versos de un haiku mayor y total que vendría  a ser la propia narración, cargada de frases cortas, imágenes, símbolos, y profunda meditación sostenida en lo simple, si hacemos lo que dijo León Felipe

Deshaced este verso,
quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia,
y hasta la idea misma,
aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso será la poesía

Eso es lo que encontrarán, como me ocurrió a mi, cuando lean este libro,  como les aconsejo: poesía, a veces con medida, a veces desprovista de ella, sin la formulación de grandes ideas, si las hubiera mayores que la asunción  del transcurrir del gran río que a todos nos arrastra y a todos nos deposita en algún momento de su cauce,  en ocasiones con palabras, otras con dibujos, en los párrafos del relato, en las intervenciones de Moriko, la protagonista, quien se expresa  a través de los haikus, pero siempre presente, incluso cuando pasamos la última página y cerramos la cubierta.

Y será como dicen que cuando llegue el otoño los árboles regalarán hojas con haikus grabados al caminante, pero aquí, situados en Gran Canaria, donde la estación cromática rara vez nos visita, yo prefiero sentarme en un noray del Puerto de la Luz y entretenerme observando este fajo de hojitas que alguien se ocupó de recoger y reunir para nosotros en la laurisilva de la isla hermana.

Aquiles García Brito, Las Palmas de Gran Canaria, a 4/agosto/2013

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