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martes, 13 de agosto de 2013

EL MARTÍN FIERRO NO ES UNA ESTATUILLA

EL MARTÍN FIERRO NO ES UNA ESTATUILLA

Eduardo Sanguinetti
 Se realizó, días pasados, la entrega de los premios denominados con el dignísimo nombre de Martín Fierro a las supuestas mejores actuaciones en periodismo, teleteatros, entretenimientos y demás juegos para todas las edades, pero no todas las inteligencias, de la televisión y radio de la Argentina.

Se llevó a cabo en el Teatro Colón de Buenos Aires, un marco trascendente para tan doméstico espectáculo de vodevil, a una semana de elecciones legislativas en la Argentina… Un guiño a la rentada oposición al oficialismo y sus “candidatos de escaparate”, en una impronta de nutrirlos de hálito vital.

El denominado periodismo tuvo su noche de honor galardonando al inefable Jorge Lanata con tres estatuillas que pretenden emular la imagen del Martín Fierro. Si viviera este “gaucho de ley”, ¡qué indignación sentiría! Quizás lo pasaría a degüello al simpático gordito y a quienes impulsaron el sacrilegio de nominarlo, que duda cabe. Anteponer la personalidad de todo un ser digno, como el personaje épico del libro de José Hernández, eternizado en una absurda y oportunista estatuilla que premia el simulacro y la genuflexión de quienes reciben órdenes de crear confusión, en la ya de por sí confundida opinión pública.

Travestismo mediático en la comunicación, instalado por los dueños de las corporaciones monolíticas de medios a las que Lanata y sus discípulos responden, con frío o con calor, con fábulas o cuentos de lo que debe ser y conformar en matrix el mundo que pretende vivamos.

La ausencia de escrúpulos y el todo por “2 $”, de que están conformados “estos periodistas” y lo hago extensivo a tantos Lanatas existentes en la aldea global, que nos muestran realidades cocinadas en estudio de TV, en salas de redacción de medios gráficos o simplemente en los despachos de los corporacionistas destructores del periodismo tal como debería ser: una muestra del acontecer de la existencia del mundo tal como es, informando lo que acontece, ya sea trágico o cómico, desandando los días del hombre en el palpitar de este planeta.

Estos, de bolsillos profundos, lanzando obviedades acerca de corrupciones endémicas o escribiendo interlineados de las noticias que jamás fueron, entre la publicidades de productos prescindibles y las siempre estúpidas opiniones de la premiada farándula, conformada por una fauna de alcahuetes, putas y proxenetas, que ponen en escena la cultura de este tiempo… pobre tiempo.
Jorge Lanata

Por suerte vino al rescate Internet y toda la actividad de Facebook, blogs o de Twitter, que ameniza de manera brutal dando por tierra con la mentira oficial o la fábula del día repetida hasta el cansancio por estos farsantes.

Los breves mensajes de Twitter dejan muy bien expuestos los anacronismos entre una posición y una disposición a esconder lo evidente: la mentira de este sistema y sus consecuencias traducidas en juego de patriotas para liberar a los rehenes conformados por toda una sociedad que se debate entre ser esto o lo otro; la opinión pública manipulada entre la opinión subjetiva de un hacker y la versión oficial siempre paupérrima y mentirosa, en cuanto a manifestarse con espontaneidad y fuera de los lugares comunes que propone el poder de la dictadura extraña de una democracia que no termina de tomar forma, asimilada en anacronismo a una economía ultraliberal a toda marcha; si no es así, pregúntenle a Mujica.

Toda esta mafia está conformada por esclavos/as esquivos a dar noticias; solo repetirán sin revisar los informes oficiales acerca de una libertad de expresión que no existe, una tercera guerra que nunca llega, la ausencia de una real resistencia ante las aberraciones cometidas ante los ojos del mundo por el imperio y sus secuaces, una defensa del medio ambiente falsa y otros detritus que les venden estas bandas del poder a través de sus instituciones: ONU y su flagrante inoperancia, gobiernos de todas las naciones que, en silencio, se convierten en cómplices de los atroces genocidios cometidos día a día en las más diversas regiones del mundo, agencias oficiales de noticias inventadas y la voz trucada de Snowden.



“Yo soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno; siempre me tuve por güeno y si me quieren probar, salgan otros a cantar y veremos quién es menos”.

(Martín Fierro, Cap. 1)

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