HISTÓRICOS DEL CD. TENERIFE,
HOY MARTÍNEZ
JOSE MANUEL MARTÍNEZ NAVARRO nació el día 17 de diciembre de 1938 en Santa Cruz de Tenerife . Jugó en el Atlético
Tinerfeño, Orotava ( 1 año ), San Andrés, Real Unión y CD Tenerife.
Lo
recuerdo como un defensa duro y contundente pero que te daba mucha seguridad
y tranquilidad cuando jugaba; fue la
etapa que se produjo después del descenso de la División de honor a la segunda
división. Fue una época en la que me lo pasaba en grande en nuestro estadio, al
menos contemplaba un buen fútbol y me divertía con los partidos que veíamos.
Los niños que acudíamos el Heliodoro nos identificábamos con aquéllos jugadores
duros pero al propio tiempo nobles como los Martínez, Colo, Felipe, Álvaro, Borredá,
etc.
Ahora
mismo, cuando escribo este artículo, contemplo una foto de un fascículo de la
historia del fútbol en la provincia de Santa Cruz de Tenerife publicada por el
Diario de Avisos y escrita por mi admirado y respetado profesor Don Juan
Arencibia, en la que observo la siguiente alineación: Dorta, Álvaro, Molina,
Martínez, Felipe, Borredá, Paquillo, Gilberto, José Juan, Morín y Santiago;
pues bien, me refiero a esa etapa de nuestro representativo en la que, al
menos, te sentías representado por aquéllos jugadores que lo daban todo en el
terreno de juego. Personalmente, salía de las Escuelas Pías cuando no estaba
castigado, con la ilusión de acudir al Estadio, la mayoría de las veces a
sufrir pero al propio tiempo a gozar con tu equipo y con esos jugadores que te
parecían héroes de cuentos.
En
especial recuerdo un partido frente al Barcelona en la Copa celebrado en el
Estadio Heliodoro Rodríguez López, partido de vuelta después de haber caído
estrepitosamente nuestro representativo por 7-0 en el Nou -Camp. El Tenerife
presentó la siguiente alineación: Dorta, Álvaro, Molina, Martínez, Felipe,
Borredá, Paquillo, Martín Marrero, José Juan, Padrón y Leon.
Canté
los goles del Tenerife como nunca antes los había cantado ni los cantaré. El Barcelona presentó el siguiente once:
Sadurní, Benítez, Olivella, Eladio, Vergés, Fusté, Zaballa, Vidal, Zaldúa, Re y
Vicente.
Ese
día de la visita del Barcelona - el que ha sido mi equipo desde la edad de 4
años -, me di cuenta que el equipo de tu tierra lo puede todo, que te tira más
que todos los recuerdos maravillosos que tenía hasta aquél momento de los
Kubala, Kocsis, Cizbor, Ramallets, Suárez, etc. Durente el transcurso del
partido, Martínez le hizo una dura entrada a Benítez -casi una tijera en la
propia cara del defensor barcelonista-, lateral del Barca, en defensa del gran
canario León por un lance del juego en el que Benítez le había entrado de un
modo no muy ortodoxo al extremo "canarión" y que jugó cedido por la
UD Las Palmas mientras hacía el servicio militar en Tenerife. También, ese
mismo día, se produjo el debut de otro lustre canterano, nada más y nada menos
que Martín Marrero, el cuál por cierto, secó totalmente a Cayetano Re, el
delantero paraguayo del Barcelona. A la finalización del encuentro, salí del
estadio inflado como un pavo real, no cabía dentro de mi ante tanto gozo. Eran
los años en el que el Tenerife se movía en tierra de nadie en lo que respecta a
la posición en tabla clasificatoria, aunque siempre mediatizados con el tema de
los positivos y los negativos que era un modo de que te fuese entrando la
histeria a medida que ibas cargado tu cuenta negativa. Más bien se trataba de
algo psicológico.
En
una ocasión me comentó Martín Marrero, que recordaba una anécdota con respecto
a Martínez que cuando se extralimitaba dando leña en casa, ante las amenazas de
los contrarios con el típico " ya verás cuando te coja en el partido de
vuelta", Martínez le manifestaba - muchas veces no podía desplazarse a la
Península debido a su profesión de aparejador y tenía que quedarse en casa por
motivos precisamente de su trabajo - como yo no me desplazo eso no va conmigo.
Siempre
mantendré el recuerdo de aquél defensa bravo, duro y aguerrido como pocos y que
defendía los colores del equipo de su tierra, el Tenerife, con gran ilusión y
coraje
Fdo.
Teobaldo Pérez Arnay
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