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jueves, 14 de febrero de 2013

TRAVESTISMO MEDIÁTICO


TRAVESTISMO MEDIÁTICO
Eduardo Sanguinetti
filósofo rioplatense

Hace un tiempo, los ciudadanos presenciamos una realidad cultural que en mucho se define desde los medios monopólicos, denominados de comunicación, con la creación de un montaje, en el que los hechos son convertidos en mercancía cual moneda de intercambio.

Esta realidad no es en sí reflejo de un desarrollo mass-mediático por generación espontánea, sino prueba de los alcances de las estructuras de poder que conforman estos medios de comunicación, y la aterradora influencia que tienen en la formación de la imagen de la actualidad.

Es a través de la noticia y la opinión periodística, que el poder de estos medios incide en el diario existir de la sociedad, enarbolando supuestos principios de “libertad informativa” y “veracidad”, acomodada a gusto de las macro-corporaciones del poder financiero neoliberal.

En medio de este alud de afanes “liberalizadores”, en los medios neo-periodístico-informativos, se ha instalado el tema de la justicia y sus affaires, con la carátula de la nueva tendencia acerca del acoso y el abuso sexual como nueva modalidad, muy bastarda por cierto, que intenta -y por supuesto lo consigue- neutralizar y pulverizar el accionar de personas, de los más disímiles roles en la comunidad, que podrían originar nuevas instancias de vida e instalar un nuevo patrón de existencia donde quedarían perimidos los valores vetustos de una sociedad aún congelada en los desgastados niveles de la fama y el éxito.

Lejos de favorecer un debate amplio, propositivo e incluyente que retome casos judiciales concretos en aras de construir condiciones de evolución social (bienestar de los ciudadanos), casi todos los medios periodísticos optan por resaltar el lado superficial de casos judiciales “llamativos”, acrecientan o minimizan la importancia de determinados causas en función de intereses personales y/o grupales, traducen su afán mercadológico en manoseo amarillista e, incluso, han llegado a eso que califiqué en una entrevista reciente como “apología de la violencia por el travestismo mediático”, un extremo preocupante que favorece ambientes inestables de incertidumbre, incitación intolerante e inquisitoria, cacería de “los malos” , “los diferentes”, “los molestos” y demás chivos expiatorios que deviene en considerar a la ley como una corteza que legitime el delito.

Así presentado, este panorama plantea a los analistas e investigadores de la comunicación la necesidad de aterrizar en el ámbito de la deontología el tema del tratamiento que los medios dan a los casos de justicia, toda vez que la manipulación con que se les exhibe denota el claro predominio de poder (lograr un control social mediante el miedo).

Juristas, comunicadores y políticos han sostenido que conceptos como la “ética”, la “responsabilidad informativa”, la “publicación objetiva” de casos judiciales complejos y el “apego a la legalidad” en el manejo de las fuentes informativas son elementos de balanza, lubricantes de la difícil cohabitación entre la libertad de comunicación hoy ausente y el rigor jurídico de la independencia judicial, hoy en patético exilio.

La defensa legítima de la independencia judicial propicia también que los juristas consideren que la injerencia inapropiada de los medios dé pie a “juicios paralelos”, un delito cometido en nombre de la libertad de expresión, atroz para una correcta impartición de justicia.

¿Democracia o canibalismo en la información? Esa es la gran disyuntiva a que habrá de enfrentar la maquinaria massmediática de inmediato.

¿Democracia o canibalismo? Todo es cuestión de responsabilidad, coraje y compromiso, de reconocer derechos pero también deberes y responsabilidades.




1 comentario:

  1. Bravo por este filósofo, tan perseguido en su pais por el poder peronista-fascista. Esta nota son principios de lo que un hombre libre puede y debe. En España su presencia y su manifiesto de Indignados, que se dice y lee en todos los Centros de Estudio y en las calles,es letal para los ladrones del gobierno del falaz Rajoy y su banda. ¡Hasta la Victoria Siempre Sanguinetti!

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