HOMO PLUS, UN ENSAYO DE ENTENDIMIENTO
Eduardo Sanguinetti
filósofo rioplatense
Estamos ante una historia de la civilización,
hoy, dibujada por la imaginación de rentados escribas en la arena sinuosa donde
tiene lugar el interrogante de si los hombres son, se hacen o deshacen, al
andar en un mundo materialista, economicista con efecto placebo inmediato. A
partir de allí, cobra sentido la necesidad epistemológica y hermenéutica de
definir y establecer una nueva lectura: estamos ante una realidad compleja, y
dentro de registros y códigos de saberes que fueron dejados de lado.
La historia es algo menos que la interpretación
que hasta hoy declara la unicidad del conocimiento humano, al devenir de las
más disímiles comunidades, tan proclives en este presente, a lo epidérmico,
frívolo y al aparente goce de lo inmediato.
El mundo, hoy, es una cultura de lo epidérmico,
de lo degradado que se perpetúa y hago mención puntualmente en la relación
político-cultural que divide y desorienta a los pueblos mediante la
especulación y la perversión del simulacro de pueblos, en aparente ejercicio de
sus derechos y garantías.
Las nociones de tiempo, de espacio, de
intereses, en fin de existencia, se hicieron diferentes. El paradigma de la
cultura ha obviado que la historia de este planeta ha sido sufragada en base a
esclavitud a las tendencias imperiales, al tráfico de tradiciones ajenas e
impuestas bajo presión, responsables absolutas de la pérdida de todo referente
de una historia donde instalar a las nuevas generaciones, una historia que tuvo
espacio de trascendencia en la ‘Imagen del Mundo’.
Pertenecen al pasado abolido, la tolerancia, la
diferencia, el diálogo entre iguales. La Aldea Global no es otra cosa que
egoísmo, avidez, intemperancia, dilación, psicopatías, grandes expectativas de
fama y éxito devenidas en prostitución y delito perpetrado por ‘los peores’.
La riqueza cultural se defenestró por varias
vías: una, la del saber universitario y trascendente, presentido y seducido
cada vez más por las corporaciones macro económicas; y por otro lado la
conducta del dominado, inconforme con sus haberes. Por eso desde ese punto de
nostalgias se le impondrá lo foráneo sin resistencias de pueblos sometidos.
El homo sapiens en franco retroceso a ‘homo
primates’, ha devenido en empresa, en rédito y materia concreta de intercambio
financiero, segregando su propio ser, que sería actuar como motor de la
historia en favor de la vida.
Pero hay otro lazo disociativo: la mecánica
económica que impone el desequilibrio, las desigualdades, las diferencias. En
ese conjunto los hombres, como los animales, dan libre curso a su naturaleza
sin advertir sus metas. ‘Llegan a fines que no son capaces de prever’.
‘Las comunidades de los hombres deberían ser
una bendición’, en todas las circunstancias y los gobiernos de dichas
comunidades serían, a lo sumo, no más que un mal necesario en ocasiones
intolerables.
La alternativa, la alteridad, sería el ensayo
admirable del homo plus (el hombre por venir, asimilado a los más diversos
entornos, en las más disímiles circunstancias), de crear confusión en las filas
de la confusión, con un orden sutil, poniendo en ridículo al ridículo, cual
ensayo de entendimiento…
En fin, tiempo al tiempo y espacio al espacio.
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