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domingo, 13 de enero de 2013

ESCLAVOS SIERVOS Y ESBIRROS por L-Soriano


ESCLAVOS SIERVOS Y ESBIRROS

L.Soriano
 Pues si de verdad que creían que la esclavitud se había acabado,  ya ven que no. Ha cambiado de estética y de ciertas prácticas imposibles  en esta Era, pero la esclavitud  existe más fuerte que nunca. Ah!  Y no solo amparada en fabulaciones o interpretaciones marxistas ni en teócratas guiados por teólogos de cerebros estropeados aunque sesgados y previsibles. No. En estos momentos los que están fomentando la esclavitud de cientos de millones de seres humanos, enarbolan las banderas de la Ley, de la Democracia y del Garantismo.                                                                                                            Cierto que comparados con otras partes del mundo, continuamos siendo unos absolutos privilegiados y me avergüenzo cuando observo esos grupos amparados y asociados al poder, que quieren sostener privilegios imposibles, disfrazados de conquistas sociales y de derechos indiscutibles y adquiridos. Y son privilegios, ya que no son extensibles a todos los ciudadanos por igual, por lo que argumentativamente es inapelable el término, y perceptivamente también, de origen. Somos esclavos de una casta superior, a la que colocamos nosotros porque nos han cerrado las puertas de los chiqueros y solo podemos entrar a rebuscar entre las migajas de sus banquetes por un pasillo  estrecho y bajo al que ellos desde su posición elevada nos maltratan a placer como en los circos romanos. Nos explotan y nos mantienen en la miseria, nos embargan, nos ejecutan propiedades y ahorros, con sus leyes en la mano y amparados por Funcionarios y jueces sin entrañas que no se plantan ante la injusticia.           La policía tampoco nos ayuda, ya que todavía no ha superado su misión represora de 80 años, y sigue sin ser la protectora del ciudadano, salvo excepciones personales honrosas pero de poco recorrido porque incitan a la comparación. Y sería terrible que se empezara a pensar que solo el ejército sería capaz de resolver, sería una tragedia, sería el desastre.  No podemos ganar dinero, no podemos ni vender nuestro trabajo ni posesión que tuviésemos, no podemos heredar de nuestros padres, no podemos pagar los costes de vivir dignamente, con techo alimento, luz y calor. Y no podemos vivir sin el acoso de las administraciones confiscadoras. Que como los Recaudadores romanos, desde sus lujosas literas  cargadas de exquisitos manjares, arrojan a los esbirros a despojar a las familias de lo que les es imprescindible para intentar sobrevivir a este largo y crudo invierno de la crisis. Crisis que por otra parte han provocado ellos, todos sin excepción alguna. Por acción u omisión toda la clase política es culpable y merecen el repudio mas enérgico de la sociedad entera. Merecen ser desalojados y ser enfrentados a sus responsabilidades, aboliendo las leyes creadas para su protección y recaudación y aplicándoles el rigor de la justicia que no es La Ley precisamente. Somos sus esclavos, trabajamos para ellos, pasamos hambre y creemos que vivimos en democracia y en libertad.  Al menos en las dictaduras sabíamos contra quien luchábamos  para poder derribarlos y vencerlos. La perversidad de lo que ocurre es fruto de mentes retorcidas, despóticas e inhumanas, que convierten la elefantiásica  deuda que ellos contraen con sus megalomanías, corrupciones y despilfarros en deuda pública  que tenemos que atender con la confiscación de nuestras vidas, a veces para siempre. Nos mantienen desunidos y entre tanto se van colocando en los puestos clave del poder y de la administración. Parientes, amigos, afines y allegados. Ya se ve venir la pernada, la horca y el cuchillo, en sus versiones modernas, “democráticas”, “legales”.  Nos están llevando al precipicio pensando que “aguantaremos”, que seremos sus esclavos y que les seguiremos votando, como decía ese malvado alcalde “¿Y si no hay políticos….. que va a haber?  Hoy no le veo salida, lo siento, y las que veo  me horrorizan. 
                             A reflexionar
Reflexiones L. Soriano

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