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sábado, 19 de enero de 2013

¿CUÁNTAS MÁS, SEÑOR RIVERO?


¿CUÁNTAS MÁS, SEÑOR RIVERO?
Juan Henríquez

Basta acudir a la hemeroteca para demostrar que no ha sido una, sino hasta cuatro, las veces en que don Paulino Rivero ha prometido ciento de miles de puestos de trabajo. Lo cierto es que cada vez que abre la boca para anunciar la creación de empleos se duplica el número de parados. Sería interesante tratar de analizar la interrelación entre las horas bajas y decrépitas del presidente,  con estas promesas sin base argumental, y además, nocivas para la inteligencia de los canarios.
Curioso es que cada vez que lanza una soflama cómo la de crear 80.000 puestos de trabajo, directos dice, para a continuación añadir, con cierto retintín, y otros 50.000 indirectos, se sube al avión dirección a Bruselas para tratar de hacer creíble su promesa ante los ciudadanos. Eso  sí, en esta ocasión muy bien acompañado por la telonera socialista, la tal Francisca Luengo, que hasta no hace mucho tiempo, acusaba a Paulino y a sus mariachis, de asesinar a 1.500 canarios a través del trapicheo  con el dinero de la Ley de Dependencia. Ahora el comodín del socialismo canario ha sido premiada con la Consejería de Empleo. Pasa crítica a cómplice sin pudor: ¡trágame tierra!
¿Saben la verdad y motivo del viaje del presidente canario a la UE? Se los diré para conocimiento de la ciudadanía canaria. La foto-exhibición con el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín  Almunia, era la prueba evidente de que había dado la cara para condonar  a los especuladores del REF, empresarios beneficiados de ayudas y exenciones fiscales, de las justificaciones exigidas hasta ahora a título individual. Porque es que en Europa no paran de preguntase dónde van a parar todas las ayudas del REF, el AIEM o la ZEC. Tal vez sea el secreto mejor guardado en Canarias, pero  los ladrones de guante blanco tienen todos nombres  y apellidos.
¿Sabe alguien la respuesta de Bruselas sobre la creación de los 130.000 empleos prometidos por Paulino Rivero? El mago nos toma el pelo impunemente. ¡Despierta pueblo!



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