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martes, 29 de enero de 2013

ABRAHAM LINCOLN.- por L. Soriano


ABRAHAM LINCOLN

L. Soriano

  Perdónenme el atrevimiento, pero solo serán una pocas líneas.  Ni Biógrafo, ni Hagiógrafo soy, entre otras cosas porque el no era un santo y yo solamente un articulista aficionado. Pero vivimos la fiebre Lincoln y algo habrá que tratar de aportar.  Cierto y verdad que a todos los grandes personajes que han habitado el planeta hay que estudiarlos con cierta distancia, porque si los analizamos de cerca, al ser humanos al cabo, nos llevamos muchos disgustos y algunas decepciones. Se podría desmitificar a casi todos, pero debemos de ser Justos y saber colocarnos en su tiempo. Los resultados de sus acciones fueron positivos si los colocamos en una balanza y afectaron a la humanidad entera, y eso hay que valorarlo y reconocerlo. El Judío Abraham Lincoln…. si, después de una fuerte reflexión, análisis y contrastes, es lo que he decidido creer; por toponímico, procedía según su apellido de la Lindonium Colonia (gracias Julio), que fundara Domiciano sobre un asentamiento Celta, posteriormente en la época de las cruzadas se refugiaron en esa zona de su procedencia varios miles de judíos, siendo Lincolnshire una de las más importantes juderías de Inglaterra con la Casa de Aarón como referencia. Su nombre Abraham y muchos familiares con nombres judíos, el jamás haber confesado adhesión alguna a ninguna iglesia, siendo Baptistas sobrevenidos sus padres además de los que solo creían en la Biblia como guía universal, pero supuestamente por conveniencia, tampoco es casualidad. El también, además de chistoso, era de los que sacaban a relucir pasajes bíblicos continuamente que tenía muy memorizados y siempre tenía a Dios presente pero sin decantarse públicamente ni asistir a iglesia alguna. Solo siendo judío le era conveniente y preciso ocultarlo.                                                                                                Era un político nato; que discursos, negociador y “tramposo”, si es que tenía que serlo para conseguir lo que el tenia por convencimiento. Sus fines y objetivos justificaban todos sus métodos y los medios. El país o más bien las clases dominantes, se le enfrentaron, provocó y soporto la secesión, la guerra del millón de muertos, en la que la recluta de negros “casualmente”  hizo que la guerra tomara un signo a su favor, todos esos problemas los resolvió con entereza y con tranquilidad. También  porque los estados esclavistas retrasaban su desarrollo al no recibir la savia inmigrante que daba fuerza a la Nación emergente. Los puestos de trabajo en el Sur los ocupaban los negros y eran gratis. Tuvo pues una inteligencia privilegiada y uso a los que le rodeaban para lograr sus fines. La esclavitud la abominaba aunque nunca creyó que los negros fueran iguales, y permitió muchas cosas tremendas. Pero únicamente para que al no parecer extremista le aprobaran la decimotercera enmienda y luego, ya verían. Con la reticencia de los que temían que si daban la libertad primero, el voto después e incluso algo peor, se abriría el camino a las mujeres sufragistas mas tarde. Aquí hay que hacer un inciso. Lincoln era conservador y republicano, y los conservadores y republicanos eran antiesclavistas y rabiosamente pro emancipación. Los demócratas sin embargo, eran esclavistas y consideraban a los negros “seres inferiores”. Qué cosas tiene la historia. Pero Lincoln se canso de ceder ante los esclavistas para que no desunieran al País y les puso frente a su laberinto. De esto sabemos un poco aquí. Les conminó a seguir unidos y les quito la mano de obra barata de la que solo se aprovechaban unos pocos. Al conseguir que se pagara a los trabajadores todos y que los negros esclavizados no significasen una opción, la redistribución social se había instaurado. Dando a luz a la clase media americana cuya fortaleza aún perdura.

Finalmente ofreció su vida por sus ideas, la abolicion, la union de la Nacion y por haber cambiado al mundo.Escaso precio para tan grandes acontecimientos.                         Gracias Abraham.
A Reflexionar
Reflexiones L. Soriano


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