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lunes, 31 de diciembre de 2012

“DEl INSOPORTABLE MALESTAR DE ESTE TIEMPO”


“DEl INSOPORTABLE MALESTAR DE ESTE TIEMPO”

Eduardo Sanguinetti

filósofo rioplatense


Creo que la comunidad ignora el “malestar de la legítima inteligencia”, ante el espectáculo en que se debaten las diferentes representaciones de la “realidad”, que pasó a ser una situación carente de importancia, ya que es poco probable reconocerse en la misma como actor, pues uno se ha convertido en espectador del gran espectáculo instalado en este milenio, que presenta la apertura de un abismo, entre quienes piensan que viven y quienes dictan sobre el mundo, o piensan actuar sobre él.

Queda claro entonces, que lo real y la verdad, hoy, persisten solo en el lenguaje, la escritura y el nomadismo obligado, de quienes resistimos a transitar en una realidad gelatinosa y ficcionalizada, sin aparente posibilidad de cambio en el futuro inmediato.

Ayer dominaba el dogmatismo de la lucha de clases, hoy las simuladas gesticulaciones humanitarias, carnales y sexuales, que con certeza, eliminaron la fractura social, o aliviaron el “repentino e insoportable malestar del mundo”.

No hay nada más tedioso que las sucesivas y siempre perentorias “opiniones”, con que nos abruman los artículos periodísticos escritos en los medios del poder y el recontrapoder, siempre tras la noticia fraguada en las redacciones de los medios o en los estudios de TV, de los conocidos opinólogos rentados o los comunicadores de tiempo completo.

Opiniones rápidamente retomadas, en intentos de libros-ensayos, especulativamente mal facturados y sin futuro, como aquellos que precisamente la prensa gráfica y televisiva, no cesa de alabar, con la pretensión de que representan el pensamiento de este tiempo. El lenguaje, se utiliza como elemento masturbatorio, desde los medios denominados de comunicación y en las redes sociales, que cubren y actúan cual guardia pretoriana, de todos los incluidos en este patético mundo de estos energúmenos, elevados a categoría de nuevos dioses del olimpo, quienes sentaron reales en el universo de la prostitución y la impunidad, a cualquier precio y pareciera que por siempre.

Pobre milenio, en que la palabra intelectual, puede designar cualquier cosa, es decir, casi nada. Pobre milenio el que ha tomado como modelo de análisis lo que han hecho de él ciertos periodistas “sin objetividad ni subjetividad”, invadidos por opiniones etéreas, pero concretas en el momento de disparar la palabra difamando, injuriando y mintiendo, pero siempre en la búsqueda de una opinión pública estable, sin matices y general, construida de manera perentoria.

Muchedumbres consumistas de nociones simples, rápidamente adquiridas en las tiendas de accesorios y que el “pensamiento aristocrático”, con respiración artificial, rechaza, atento a los matices y abierto a considerar complicaciones y bucear en las respuestas a tiempo, para que el proceso de destrucción se detenga. Este accionar aristocrático suscita la ira de la tiranía de una democracia para algunos, que intenta gestionar una función de gobierno, acompañada del resentimiento de sus fanáticos militantes, a quienes les fastidia la autodeterminación y el renunciamiento, de quienes optamos por un camino al borde del sistema, accionando sin “jefes” que manipulen nuestros actos, en absoluto estado de indefensión, ante las amenazas, atentados y difamaciones que recibimos, cuando no elegimos unirnos al rebaño.

La democracia, no es una sociedad de consenso. Es una sociedad en la que cada uno tiene el derecho de expresarse desde sí mismo, por sí mismo y elegir, acorde a sus inclinaciones y capacidades, con coraje y denunciar sin miramientos, cuando nos engañan, mienten e intentan doblegar nuestra resistencia de seguir siendo, uno mismo.


1 comentario:

  1. A los gobernantes del mundo no le interesamos seres autónomos,´con mentes lúcidas y espíritu crítico.Seres honestos.Comprometidos con la verdad y la libertad...no podrían controlarnos.A ellos les interesa conseguir ovejas de rebaños,no trashumantes,pusilánimes de mente...entretenidas en trabajar e invertir comprando ídolos de barro.

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