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viernes, 13 de abril de 2012

Homo Philosophicus, por Eduardo Sanguinetti


Homo Philosophicus
Eduardo Sanguinetti. Filósofo. 
No se asiste impunemente a la crisis de conductas, que llevan a pueblos, a un estado de orfandad, que ya nadie puede negar. Ni en los desgastados relatos, de reglas de obediencia, que nos lleva a preguntarnos ¿cómo encaminarse, de acuerdo a las propias determinaciones, al propio estilo? ¿cómo conducirse con respecto a las autoridades que aplican la ley como límite de deslegetimidad?.

El 21 de setiembre en la sede del PSOE, de Buenos Aires, el juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina el Dr. Eugenio Zaffaroni, disertó acerca de los "tiempos de la justicia", en los procesos judiciales y la necesidad de tomar conciencia del perjuicio que ocasiona el elongamiento de estos tiempos muertos, en las causas y en la aplicación de la ley, que muchas veces pueden actuar como "corteza que legitimen delitos", muy pernicioso para el espacio de credibilidad, que debe tener la Justicia.

Coincido también con lo manifestado por el Dr. Zaffaroni, acerca de la necesidad, de una oposición "real", en el terreno pantanoso de la política vernácula, y las consecuencias devenidas en la instancia de no existir tal oposición.

Ese día de primavera la presidenta de Argentina la Dra. Cristina Fernández, manifestó en la sede de las Naciones Unidas, su apoyo al ingreso de Palestina a la ONU, me alegró esta decisión justa y necesaria. También, en su discurso la presidenta, amenazó a Gran Bretaña con suspender los vuelos a Malvinas, si este país no dialoga, acerca de "la soberanía" argentina sobre las islas. En fin, coincido con los términos que planteó la presidenta, en lo manifestado, instancia que me gratifica. Como así también es encomiable, la firme decisión del presidente José Mujica, de tratar "tema del Mercosur", entidad que fracasó en sus principios y fines, al desestimar el articular las relaciones de los países miembro, en concordancia y estímulo, para una región que se autodetermine, sin actitudes especulativas, como las que Brasil presenta y dan por tierra con el planteo fundacional del organismo.

Entonces, pareciera que desde estos temas, que hacen a la construcción de una existencia en armonía y paz, tratados con el tan mentado y poco aplicado "sentido común", en búsqueda aparente de "coherencia" en verdades como principio de realidad. La historia de la filosofía, se nutrirá de legitimarse estos manifiestos, en una historia de "ontologías", para relacionarlas en un principio activo de libertad, una capacidad de hacer y por lo tanto de transformar y transformarse.

No hablaré de imperios en putrefacción, ni de monarquías, ni de repúblicas estúpidas, de dictaduras, ni de amor a la patria, ni de abyecta neutralidad...ni del hecho de que el capitalismo aniquiló toda posibilidad de articular un mundo "para todos". Es el tiempo de volver a la filosofía y a su tarea, que deviene tras una confrontación con lo real, es articular el problema en verdad de los gobiernos, de cada individuo y de los otros.

Vivimos y convivimos, aún hoy con los eternos temas de sojuzgar y de eliminar todo intento de dar un giro de 180°, un ejemplo, la educación de las nuevas generaciones, ¿de qué hablan los políticos cuándo hablan de educación?, ¿de qué habla la estudiante chilena Camila Vallejos tan "inteligente" y "bonita" (por cierto) cuando habla de educación libre y gratuita?

"...tan inteligente y bonita...", atributo este último, esencial y necesario en la "era de la imagen" para lograr entrar en el templo de las corporaciones mediáticas y en el inconsciente de una comunidad frívola y insustancial, como se refleja en, las redes sociales, que la comparan y esto ya es delirante, con el legendario héroe revolucionario Ernesto "Che" Guevara, un hombre "inteligente y con buena planta" (por cierto), pero al margen del sistema que combatía y lo asesinó. El "Che", proponía en sus manifiestos la formación de un "hombre nuevo" para el siglo XXI.

Estas prácticas, juegos o ensayos como el de Camila, responden a una demanda que la sociedad debiera haber zanjado con el retorno de la democracia...pero en fin, Camila busca saldar esa deuda, por lo demás indispensable y justa para Chile, reitero, pero ¿eso es todo? ¿los dirigentes desconocen que lo esencial es llevar a cabo con coraje y verdad una "revolución educativa" en democracia?. Que no olviden: Hoy tienen al pueblo chileno participando y aguardando esa revolución rezagada, que dé lugar al "hombre nuevo".

Pero ¿qué significa el "hombre nuevo"? un ser que asuma el cuidado de sí, en actitud y aptitud apropiada para enfrentar sus funciones en un milenio, que aún no tomó perfil nítido. Creo que una épica revolucionaria en educación, se replicaría en los estudiantes de cada país del mundo. La filosofía es un trabajo prolongado, adaptado a las circunstancias, confrontando lo real con la acción. La verdad del discurso, filosófico y político, no puede disociarse del efecto inmediato que genera en el propio ser y en aquel a quien se dirige el discurso.

Cuando alguna vez me preguntaron "qué beneficio me había aportado la filosofía", respondí de inmediato "el de poder hablar libremente a todo el mundo". El hombre debería llevar una vida en filosofía, sería cada ser un testimonio de existencia. Así el tipo de vida que uno lleva, el conjunto de las elecciones que hacemos, las cosas a las que renunciamos, las que aceptamos, nuestra manera de hablar y el modo de relacionarnos constituirían una vida filosófica en verdad manifiesta. No se basa en el temor o la inhibición, la timidez o la vergüenza, la especulación y las repugnancias reprimidas, sino en un vínculo entre nosotros, seres humanos, en homología.

"Lo importante no es escapar a la injusticia de los otros, lo importante es no cometer uno mismo una injusticia", dice Sócrates. Este acuerdo, pacto decisión, actitud, es el acto de manifestarse en verdad, reconociendo al "otro", para seguir viviendo en una relación permanente y constante con la verdad. Y es indispensable tener "coraje", para transitar las laderas de la nueva existencia, en vínculo constante entre los hechos, los actos, las prácticas, el ejercicio de un criterio, que combine los elementos del conocer y del conocimiento, en tanto práctica y desempeño de justicia, cual modalidad de vida en práctica de la verdad.


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