NO HAY ALTERNATIVA POLÍTICA EN ESPAÑA
Francisco
Castro*
En España no hay alternativa política en la actualidad. Acabamos de salir de unas elecciones, y como en otras ocasiones hay “lecturas” de los resultados para todos los gustos. Y nos encaminamos hacia unas generales, respecto a las que ni Sánchez está acabado, ni Feijóo está más vivo que nunca, como creen de un lado y de otro. Sánchez y la izquierda en general atacarán con el “fantasma” de que vuelve la derecha, mientras Feijóo hará nada, al estilo de Rajoy, con el convencimiento de que el contrincante caerá por su propio peso. Y de la misma manera que hace una legislatura se habló del término del bipartidismo, hoy habrá que hablar de que renace. ¿Y qué hay fuera del PSOE-PP? Dicho a toda velocidad, porque esto requiere de un análisis, UPyD desapareció por un excesivo protagonismo del liderazgo mientras se desmoronaba su estructura; similar ocurrió con Ciudadanos, aunque con algunos matices; a Podemos habría que dedicarle un artículo aparte, y de Vox podemos decir que cae en continuas contradicciones. Una muy reciente es lo que dijo Abascal en la noche de las elecciones. Perdonen por si no le entendí bien: si bien están en contra de las autonomías por el gasto y los regímenes políticos que ocasionan, por el contrario celebran el crecimiento de Vox en autonomías y ayuntamientos.
Observo a muchas personas que
celebran que el PP pueda volver a gobernar, pero quiero recordar, porque en
España las cosas se olvidan pronto, que el PP, con Rajoy, se convirtió en un
partido socialdemócrata; que hizo lo contrario a lo que prometió en campaña
electoral, como subir brutalmente los impuestos; entre Zapatero y Rajoy se
produjeron más de 4,5 millones de desempleos en cuestión de dos años
aproximadamente; aprobó una ley del emprendedor para días después subir el
autónomo y respecto a las leyes ideológicas no derogó ninguna, como es su
costumbre. De hecho, el exministro Margallo ha asegurado en reiteradas
ocasiones, en un canal de televisión, que el PP las apoya.
Por cierto, en materia de desempleo,
el gobierno del PP cambió la legislación, eliminó la paga para mayores de 35
años, y modificó la de mayores de 52 para pasarla a los 55 con unos requisitos
que supongo que pocos pudieron cumplir. Sánchez la volvió a pasar a los 52 de
una manera razonable. En todo gobierno, no todo es negativo, pero la lista de
despropósitos del PP es larguísima.
Yo, tal y como están las cosas, no
quiero ni a unos, ni a otros, y si vuelve a gobernar el PP volverán con la
excusa de la deuda y de los gastos que ocasionó PSOE. ¿Volverán a pedirnos que
nos apretemos el cinturón? ¿Más todavía? Y ya sabemos quiénes serán los
beneficiarios.
En julio hay que votar, cada cual en
conciencia y libertad, y es bueno que haya una buena participación. Pero la pregunta
es a quién. Me echo las manos a la cabeza solo de pensar en los personajes. Al
ver los carteles electorales de las autonómicas me he vuelto a preguntar el por
qué de las mismas caras; que hay políticos que no saben qué es trabajar en una
empresa, y que no pocos están en puestos públicos-políticos desde el inicio de
la democracia, y que otros llevan el mismo camino: el de jubilarse en política.
En España, la política sigue siendo una profesión. Solo me queda una
alternativa: preguntarle al Espíritu Santo a quién debo votar en julio. O tal
vez debo Botar.
*Periodista.
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