DERECHOS LABORALES LOW-COST
DAVID BOLLERO
Un
miembro de la tripulación de cabina reclama
mejores
condiciones laborales. - USO
Cuando llegaron las aerolíneas de bajo coste (low-cost) a España a principios de los 2000 se nos abrió un abanico de posibilidades. Los viajes que antes estaban restringidos a personas con un poder adquisitivo más que acomodado pasaban a estar al alcance de un número mucho mayor de personas. Viajar a Londres en avión llegó a costar menos que ir de Madrid a Cádiz en autobús. ¿Cuál era la receta para conseguirlo? Pues una con ingredientes variopintos, en la que la precariedad laboral era uno de los principales. Nadie escapó a ello, ni siquiera la tan vanagloriada Iberia. Hoy, las huelgas de las tripulaciones de cabina se suceden.
El precio de volar
barato es mucho más que lo abonado con el billete: la precariedad laboral se ha
instalado en estas aerolíneas y, a juzgar por el número de pasajeros que
transportan cada año, parece importar poco a la sociedad, que este verano se ha
percatado de ello cuando le han tocado sus vacaciones con cancelaciones de
vuelos. La huelga es el último recurso que encuentran estos trabajadores y
trabajadoras para reclamar unas condiciones laborales dignas y, como tal
huelga, cuanto más impacte, más posibilidades tiene de satisfacer sus demandas.
Sin embargo, en
compañías como Ryanair, el precio no es lo único low-cost, también los derechos
laborales, incluido el de la huelga. Desde sindicatos como USO han venido
denunciando cómo la aerolínea irlandesa vulneraba el derecho a huelga
importando trabajadores del extranjero para reemplazar a quienes secundaban la
huelga. El esquirolaje y las coacciones no son patrimonio único de Ryanair; al
parecer, Iberia Express también estaría recurriendo a estas prácticas
despreciables.
No sólo eso: las
advertencias que el sindicato hizo sobre despidos de trabajadores se han
cumplido. Según denuncia, casi una veintena de trabajadores habría sido
despedida por ejercer su derecho a huelga, lo que se da de bruces con la
'sacrosanta' Constitución. A ello se suma, además, los al menos 150 expedientes
disciplinarios interpuestos.
A la luz de lo
expuesto por USO, el matonismo de altos vuelos que la aerolínea irlandesa está
realizando con sus trabajadores debería ser inmediatamente vigilado por
Inspección de Trabajo. El sindicato denuncia la actitud hostil por parte de la
compañía que, tal y como indica, realiza una media de cinco a diez reuniones
disciplinarias al día.
En un día en el que
el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido entrevistado en la Cadena
SER y en casi una decena de ocasiones se ha referido explícitamente a la clase
trabajadora, no estaría de más que se fuera exquisito en la vigilancia de estas
denuncias de vulneración del derecho de huelga, aun a riesgo de que ello
implique que se vea afectado el turismo.
No todo vale y un
país que mira para otro lado cuando se pisotean los derechos laborales está
abocado al fracaso. No creo que sea el caso de España, no al menos por sistema
y, de hecho, considero que en materia laboral se han dado pasos de gigante en
esta legislatura, pero resta mucho por hacer. Medidas en otros sectores como la
Ley Rider de poco sirven si después las empresas siguen cometiendo fraude de
ley. De hecho, de las principales compañías de reparto a domicilio, únicamente
Just Eat cumple a rajatabla con la legislación vigente. El resto, continúa
aprovechando la situación de vulnerabilidad de buena parte de sus
repartidores... y los consumidores haciendo uso de ellas, no lo olvidemos.
En un momento en el
que buena parte de la clase trabajadora ha tomado conciencia, ha plantado pie
en pared y se ha negado a seguir tragando con condiciones laborales indignas,
como sucede en la hostelería, los consumidores también deberían hacer lo mismo.
El consumo responsable, que en los últimos tiempos se venía identificando con
prácticas sostenibles con el medio ambiente, ha de extenderse a compañías con
condiciones laborales dignas. Es una asignatura pendiente en España, aunque
poco a poco avanzamos en esa dirección. Piénsenlo egoístamente si lo prefieren:
a la larga, empresas con derechos laborales low-cost terminan trasladando esa
mengua de calidad a sus productos y servicios y terminará alcanzándole de pleno
a usted.
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