LA CARA OSCURA DE LAS SANCIONES A RUSIA
DAVID BOLLERO
Putin en una imagen de archivo. - REUTERS
Europa y EEUU se han embarcado en una avalancha de sanciones económicas contra Rusia. Es el precio que ha de pagar Putin por haber iniciado una guerra en Ucrania para satisfacer sus ansias imperialistas. Ese es el mensaje que acompaña a las sanciones; sin embargo, esta práctica tiene una cara oscura que impacta directamente en millones de personas inocentes.
El objetivo de las sanciones económicas es generar enemigos internos, provocar desestabilización. Al tiempo que se confronta a Rusia en el frente ucraniano, esta asfixia económica a la que se somete a Moscú persigue generar crispación, tensar cuanto se pueda la política interior rusa, provocando motines, sino un golpe de Estado que derroque a Rusia.
El cerco económico
al que Europa y EEUU están sometiendo a Rusia provoca miseria, empobrecimiento
y sufrimiento a una población inocente que ni apoya la guerra, ni es suya la
responsabilidad de arrastrar a la nación a un conflicto que jamás debió
iniciarse. Esas sanciones han provocado una escalada desorbitada de precios y
una carencia de bienes y servicios que impacta de pleno en el día a día del
pueblo ruso. Personas de a pie que nada tienen que ver con Putin, ni con los
oligarcas rusos y que, debido a su precaria situación, están más cerca de
perecer en su país o convertirse en nuevos refugiados que de tener un poder
real para deponer a Putin.
Las consecuencias
de las sanciones y los bloqueos las conocemos muy bien. El aislamiento
económico al que se ha sometido a Cuba durante más de medio siglo ha hecho
estragos, pero los países más poderosos culpan de la miseria generada al
régimen cubano, no a las sanciones en sí. Lo mismo sucede con Rusia en una vorágine
de sinsentidos: se tacha a Putin de dirigente despiadado y, al mismo tiempo, se
espera que cuando vea a su pueblo sufrir por las sanciones cese en su deriva
bélica. Por el camino, millones de vidas inocentes languidecen, se ven
afectadas y, quizás, muchas de ellas se pierdan. Seamos conscientes de ello y
dejemos de tragar el mensaje que nos envían EEUU y Europa, ese que parece
indicar que el único damnificado de las sanciones es Putin.
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