BOTICAS DE HOY Y DE AYER
QUICOPURRIÑOS
Todo empezó esta noche por una llamada por wasap de mi amiga One. Mi
querida amiga One. Onelia la de Icod. La rubita, la pequeñita. La del cortadito
por la mañana. La abuelita. La que cuida a sus nietos. La que no me hace caso
después de más de diez años de proposiciones, la que gracias a esa negativa es
una amiga del alma. La que me quiere. A la que quiero.
Y va y me pregunta, ¿oye, Quico, la
farmacia de nuestro barrio es la farmacia “El Negrito”?.
Y yo pienso, a qué esa pregunta. Se
le fue la pinza.
Le contesto.: ¡No One, le digo!. La
nuestra, es la de la Rambla Pulido y la Farmacia se llama “El Chinito”.
Pero de farmacia a farmacia, o de
botica a botica. La del Negrito estaba en la calle Cruz Verde. Y era de don
Honorio Fernández que casose con doña Lourdes y tuvo como unos cinco hijos.
Doña Lourdes, que vivían en La Laguna, cocinaba muy bien, y cuando hacía
croquetas hacía cientos y cientos, para que cada hijo se llevara, en la
fiambrera, al menos veinte para su casa. Lo sé porque mis padres los conocían. Lo
sé porque mi hermano era amigo de dos de los hijos. Lo sé porque fui abogado de
uno de ellos. Es que Santa Cruz era y es muy pequeño. Al final todos nos conocemos.